Oda al Ajo
Bailarina de trenzas brillantinas,
eterna resonancia del baile de los dientes.
Sabor telúrico de una sopa deseada.
Alegría humilde de una mesa pobre.
Invitado de honor en un banquete de alcurnia.
Esperanza que se come en ayunas.
Desfile de damas blancas
pasando por una eterna retina.
Delantales desprendidos de la desnudez de la tierra.
Astros flotando en el océano de la olla.
Besos que niegan su esencia
ante los labios vecinos.
Bocas volcánicas
que eructan el olor incorrupto de los campos.
Pesadilla de las niñas enamoradas
después de la cena.
Pasión tardía, oculta en el sabor
que desciende de las alturas del corazón
a los brazos del bienamado.
Sonriendo con el aroma de miel
que perfuma a primavera
el paso solemne del rey de la cocina.
Para Florinda Bustantegua Selaya Cantabria
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